Con un capital social de 4.500 liras (hoy poco más de 2 euros) y una plantilla de 9 personas, entre mecánicos y herreros, la "Società Anonima Cooperativa Meccanici Imola" emprendió en 1919 el camino que, a través de un fuerte impulso a la internacionalización de los mercados y un proceso constante de innovación y diferenciación productiva, la llevaría entre los líderes mundiales en ingeniería de instalaciones industriales.